sitios sagrados de caral

«EL TEMPLO DEL ANFITEATRO»
Es un conjunto arquitectónico de 150 m. por 90 m, en el que destaca una gran plaza circular hundida, «anfiteatro», asociada a una estructura alargada y escalonada, que se eleva sucesivamente, a modo de un ziggurat. Los varios componentes del conjunto están alineados en el mismo eje, aunque a diferentes alturas. El complejo se halla separado del resto de la ciudad por una muralla perimetral. Las construcciones levantadas en el interior de este cerco han cumplido diversas funciones y recibieron un tratamiento especial.
La fachada principal, orientada al NE, como toda la estructura, se halla precedida por una plataforma (1), que contiene en el lado oeste una serie de depósitos alineados, uno al lado del otro, ubicados en dirección horizontal y también vertical. Casi la mitad de este componente fue destruido por un aluvión, causado por inusitadas lluvias, como efecto de algún meganiño, fenómeno ocurrido después del abandono
de la ciudad.
Desde la plataforma (1) se ingresa por medio de una amplia escalinata a la plaza circular hundida (2), presentada como un gran anfiteatro, de 29 m. de diámetro en el interior. Esta tiene tres niveles de graderías en la mitad superior, ubicada al sur, donde además se adicionó una plataforma semicircular (3), a modo de una imponente banqueta. El exterior de este anfiteatro muestra tres terrazas escalonadas con sus respectivos muros de piedra. Las paredes y pisos tuvieron revoque de arcilla y pintura blanca o amarilla. Hay indicios de por lo menos dos remodelaciones en la construcción del anfiteatro.
Del anfiteatro se asciende por otra escalinata, ubicada en el lado opuesto a la de ingreso, hacia la parte superior de la plataforma semícircular (3), que a su vez da ingreso al templo. Este se halla protegido por una muralla, que en el frontis se quiebra en ángulos rectos, formando dos grecas o salientes, una a cada lado. El templo tiene, a su vez, una banqueta adosada al exterior del frontis.
El vano de acceso al templo sigue el mismo eje de las escaleras de la plaza circular. Por éste se ingresa a un recinto central de forma rectangular-horizontal (4), separado por paredes de otros dos recintos laterales. Estos no han sido todavía excavados.
Del recinto (4), siguiendo el eje central, se pasa a un ambiente muy importante (7), porque estuvo resguardado, como se observa en la entrada, por tres paredes anchas, adosadas sucesivamente. La última tiene una saliente en forma de greca. En el contorno de¡ interior de esta habitación hay tres terrazas laterales a modo de graderías y, en el centro, un fogón ceremonial, cerca de¡ cual se hallaba una piedra o «Huanca» que posiblemente estuvo hincada. Al excavar el fogón recuperamos ofrendas carbonizadas. Éste, de forma redondeada, mide 46 cm. por 45 cm. y 41 cm. de profundidad, presenta las paredes enlucidas con sucesivas capas de arcilla, resultantes de las remodelaciones. En una antigua excavación, ya limpiada, pudimos notar que el diseño de este ambiente fue modificado por lo menos 5 veces a través del tiempo. Estos antiguos ambientes yacen debajo de la superficie actual y fueron enterrados sucesivamente. Algunas paredes muestran enlucidos negros.
Desde el recinto 7 se accede por una escalinata, ubicada en el mismo eje central, a otra plataforma elevada con dos habitaciones rectangulares, una a cada lado (8 y 9), excavadas en parte, y donde se aprecia una antigua pared enterrada, muy maltratada que llevaba decoración en relieve. Por el centro continúa una escalera pintada hacia la cima de la terraza, cuyos recintos tampoco han sido definidos (10). En este nivel, por su ubicación más alta, destacada y de limitado acceso, debió estar la divinidad principal del templo y allí se habrían realizado las actividades ceremoniales más relevantes del grupo social que tuvo bajo su control este templo en la urbe.
En la parte posterior del templo se desciende del espacio 10haciaun recinto cuadrangular (12), pintado de amarillo y rojo. De allí baja a otras dos plataformas hasta llegar al patio (15), que está encerrado por la muralla que circunda a toda la estructura.
El conjunto descrito fue construido con piedras cortadas, unidas con una mezcla de arcilla, y delimitado por la muralla que encierra un amplio espacio rectangular, donde, en otro lado del templo, se construyeron otras unidades arquitectónicas menores, como las estructuras 13 y 14, dedicadas alas actividades auxiliares de los que manejaron el anfiteatro y el templo central. Las estructuras más antiguas subyacen debajo de enormes capas de piedra y muestran variaciones en la tecnología constructiva.
Las paredes externas de este conjunto arquitectónico tuvieron un grueso revoque de arcilla pintado de blanco-crema, color que debió reluciren el paisaje desértico grisáceo. Los ambientes del interior llevaron pintura amarilla, roja y negra.
La excavación de una de las construcciones arquitectónicas auxiliares, ubicada al Este del templo (14), dentro del perímetro amurallado, permitió conocer el funcionamiento de la estructura que estamos denominando: «El Altar del Fuego Sagrado» (14)

EL ALTAR DEL FUEGO SAGRADO
En un espacio rectangular y cercado, de piedra cortada, está encerrado un edificio circular pequeño. El ingreso no es directo, sino a un costado del muro norte (1), ubicado en forma discreta; se pasa por un vano semicerrado y se continúa rodeando al edificio circular por el lado sur hasta encontrar el ingreso en el lado oeste. Se sube por un peldaño trapezoidal (2) a un vano estrecho, el cual conduce a un fogón ceremonial central (3), que es todo lo que contiene esta construcción circular. El fogón es muy especial, de forma oval (22 por 29 cm.); tiene doble nivel y dos ductos subterráneos de ventilación, que cruzan el edificio, ubicados en la dirección de los vientos norte-sur (4 y 5). El ducto norte sale por un orificio desde la pared hacia una canaleta de 18 cm. de ancho por 1.40 de largo.
Las paredes y pisos llevaron revoque y pintura crema, amarilla y ploma, según las sucesivas refácciones realizadas.
El interior del recinto circular (6) muestra, además del fogón, una capa roja y calcinada entre las varias que cubrieron las paredes y el piso, como si hubiera ocurrido, en algún momento, un fuerte incendio. Hemos observado la siguiente sucesión de capas: una de barro marrón sobre la pared de piedra, seguida por una amarilla, una blanca y el rojo calcinado, además de otras 21 capas de mayor o menor espesor.
Por los rasgos que presenta, esta unidad puede ser ubicada dentro de la denominada «tradición religiosa Kotosh», caracterizada por la construcción de pequeños recintos ceremoniales con fogones centrales para la incineración de ofrendas. Tradición que estuvo distribuida en el área norcentral del Perú durante el Arcaico Tardío y el Formativo. Esta edificación de Cara¡ muestra, sin embargo, una modalidad netamente costeña, que fue reproducida en los valles de Casma y Jequetepeque, al parecer, durante el Formativo Temprano (Pozorski y Pozorski 1996: 349)? entre los 1500-1000 años antes de cristo.
Por las evidencias disponibles, se puede interpretar que durante el Arcaico Tardío la sociedad de¡ valle de Supe habría alcanzado un gran prestigio en el área norcentral, el cual le permitió ejercer influencia ideológica en las poblaciones de los valles costeños vecinos como Huaura, Pativilca, Fortaleza, Huarmey y Casma. Del mismo modo, habría establecido comunicación con las del Callejón de Huaylas, donde se encuentran los complejos La Galgada y Huaricoto; y las del Huallaga y Marañón, asientos de Kotosh y Piruiro respectivamente.
Se ha planteado la hipótesis que los exponentes arquitectónicos de la sierra, pertenecientes a la tradición Kotosh, serían más tempranos que los costeños y que este tipo de estructuras se habría originado en la sierra, para desde allí difundirse hacia la costa (Pozorski y Pozorski, ob. cit.: 350). Si la datación radiocarbónica confirmase el contexto estratigráfico, que ubica a Caral en el Arcaico Tardío, estaríamos ante una manifestación cultural común a la arquitectura ceremonial de sociedades serranas
y costeñas. La edificación circular, en cambio, habría sido una expresión singular de la arquitectura costeña hasta ahora, al parecer con la evidencia más temprana de Caral, en base a la cronología relativa. Cabe recordar, al respecto, que fueron distintivos y peculiares los procesos adaptativos en otros aspectos de la vida social en las diferentes regiones y áreas (Shady 1993 y 1995: 55-58). Sin embargo, es cierto también, que las sociedades del área norcentral compartieron una serie de rasgos debido a la interacción y al intercambio de bienes.

EL PEQUEÑO TEMPLO DE LA BANQUETA
Es otra estructura arquitectónica, de menor tamaño, ubicada a unos 150 m. al oeste del «Templo del Anfiteatro».
Presenta una terraza central elevada entre un patio anterior y otro posterior. El paramento de esta terraza (1) muestra las diferentes fases de remodelación a las que fue sometida la construcción, las que se confirman con los análisis de la tecnología empleada, las varias capas de pintura y la estratigrafía. Hemos determinado la superposición de, por lo menos, cinco estructuras cuadrangulares, con su respectivo fogón central. Cada una de ellas fue objeto de un enterramiento ritual, con la acostumbrada incineración de ofrendas, antes de la construcción de la siguiente estructura.
Las construcciones de períodos sucesivos muestran diferencias leves en cuanto a las orientaciones de ¡as paredes, y creemos que el alineamiento de éstas varió en relación con determinadas mediciones astronómicas, efectuadas periódicamente. El conocimiento astronómico, necesario para la elaboración de los calendarios agrícolas, debió ser una de las actividades importantes a cargo de los sacerdotes de la ciudad.
El edificio cuadrangular mejor conservado consiste en un espacio encerrado por muros de piedra y una banqueta (3) de 42 cm de altura por 83 cm. de ancho, adosada al paramento de la terraza y a la parte media superior de los lados. Se ingresa a este ambiente por
un vano ubicado
al NE, de 1.50 m. (4). En el espacio central destaca un fogón ceremonial (5), donde se realizaron quemas rituales.
El paramento de la terraza principal (1) muestra cuatro de las cinco sucesivas remodelaciones, que hemos identificado, con accesos que fueron tapiados. El más antiguo tuvo un ingreso amplio, con un peldaño sin banqueta, que luego fue reducido dos veces hasta quedar definitivamente sellado cuando se construyó la banqueta. Finalmente, ésta fue enterrada; se levantó un nuevo paramento, paralelo al anterior, que dejó más pequeño el ambiente interno, al que se le hizo un fogón acorde con las nuevas dimensiones
Los pisos presentan una serie de hoyos de los postes de madera que soportaron el techo, compuesto de material orgánico, enlucido con barro.
En las sucesivas remodelaciones se cambió, igualmente, el color de las paredes, que conservan capas superpuestas de pigmentos: blanco
crema, amarillo, gris, anaranjado y azul.
Por sus rasgos arquitectónicos, estaedificación puede ser comparada con otras construidas en la sierra, pertenecientes a la tradición religiosa Kotosh, y es una buena exponente de la interacción entre las sociedades que habitaron las
diferentes regiones de¡ área norcentral.
En el lado este del «Pequeño Templo», fue éxcavado un edificio lateral que debió estar vinculado con aquél. El edificio contiene un re cinto de un sólo componente estratigráfico, destinado a actividades domésticas, dada la abundancia de res tos de alimentos recuperados, predominantemente de origen marino.

SECTORES RESIDENCIALES
Hemos identificado tres sectores residenciales, relacionados con las otras estructuras: uno frente al Pequeño Templo; otro mayor, relacionado con el Templo del Anfíteatro; y uno al pie de la pirámide C. Se caracterizan por no mostrar sobre la superficie una volumetría elevada, sino mas bien una serie de depresiones que, al inicio de las excavaciones, interpretamos como hoyos de tumbas, y porque las edificaciones, con excepción de aquellas de las últimas fases, a diferencia de los otros sectores excavados, tienen distinto diseño, y fueron construidas de material orgánico.
No descartamos que puedan haber en la ciudad otros sectores disimulados por el enterramiento ritual que hicieron sus ocupantes antes de abandonarla.
Excavamos en alguna extensión en el sector residencial A ubicado en la explanada, encima de la terraza aluvial derecha de la quebrada por donde pasó el aluvión, al este del Templo del Anfiteatro. A su vez, este sector tiene al frente el espacio abierto más extenso de la ciudad, en cuyo contorno se erigieron las enormes estructuras piramidales.
Ocupa un área de forma rectangular, con terrazas y muros de contención, levantados con bloques de piedra, En el interior se distinguen plazas y subdivisiones, aun no excavadas.
En este conjunto de recintos hemos identificado varios componentes arquitectónicos que muestran estilos y técnicas diferentes, todos pertenecientes a períodos distintos. Al igual que los otros complejos de la ciudad, éste fue también objeto de un enterramiento ritual progresivo y de la incineración de ofrendas. Hemos identificado hasta 10 capas estratigráficas, las cuales sugieren una larga ocupación en este espacio de la ciudad.
Los ambientes aterrazados con paredes de piedra, ubicados frente al gran espacio abierto y presididas por una pequeña estructura escalonada, adherida en la parte central del muro frontal, corresponden a una de las últimas fases constructivas. Esta estructura recuerda al «usnu» incaico.
Otra fase constructiva más antigua presenta paredes con armazón de palos de huarango cruzados por carricillos. Esta fue seguida por otra con estructuras de «quincha», compuestas de un armazón principalmente de carricillos.
Algunos ambientes, no bien ubicados cronológicamente, tienen paredes de piedra cortada y de cantos rodados. Asimismo, se recuperó pequeños adobes en los rellenos, quizás pertenecientes a un edificio muy antiguo.
A la fecha se ha excavado un conjunto de recintos con paredes de huarango y fino revoque, pintadas de crema, amarillo o anaranjado, con pisos igualmente enlucidos y pintados, de alisado uniforme.
En este sector, como en otras partes de la ciudad, las edificaciones muestran sucesivos enterramientos y remodelaciones. Al parecer, una de las actividades más importantes de los habitantes estuvo centrada en el cambio permanente del diseño arquitectónico; tapaban unos ambientes en tanto usaban otros y remodelaban los antiguos. Una de las últimas acciones en este lugar consistió en destruir, como era costumbre, una parte de las construcciones y enterrar completamente todos los recintos con grandes acumulaciones de piedras. Estos enterramientos fueron efectuados en medio de rituales, con grandes incineraciones de alimentos, esparciendo el carbón y la ceniza, depositando ofrendas en hoyos o al lado de las paredes. En la fase tardía, estas ofrendas incluyeron canastas, fabricadas con fibra vegetal, «shicras», llenas con bloques de piedras cortadas y cantos rodados, junto con alimentos quemados, vegetales, moluscos y pescados.
En el centro de los recintos del sector se han encontrado los fogones rituales donde se quemaron alimentos en un acto previo a la nueva remodelación; con ellos se cubrió toda el área antes de hacer el nuevo piso, patrón que ha sido observado también en las otras unidades arquitectónicas de la ciudad.
Como parte de¡ material usado para el enterramiento, recogimos pequeños adobes hechos a mano, algunos en forma plano-convexa, fragmentos de revoque y de arcilla mezclados con cañas y fibras, procedentes de antiguas construcciones destruidas.
Los materiales asociados a todas las remodelaciones identificadas consisten en restos de alimentos, vegetales y marinos, textiles entrelazados, fragmentos de mates, cestas, figuras de arcilla no cocida, lascas cortantes, pedazos de cuarzo, chancadores, moledores y piedras quemadas. No hubo ningún fragmento de cerámica o de textiles a telar, aunque si varios trozos de arcilla quemada, desprendidos de los fogones y de los pisos circundantes.

LAS CONSTRUCCIONES DE HUARANGO Y DE QUINCHA
Debido a las excelentes condiciones de conservación y al patrón constructivo y destructivo secuencial, hemos podido registrar las técnicas de edificación utilizadas a través de los varios períodos de ocupación en este sector del centro urbano. Una de ellas, las más extendida, lleva el armazón de palos de huarango cruzados con carricillos. Uno de los ambientes tuvo decoración mural modelada, que fue destruida al serenterrada. Para ello, hicieron un cerco tosco de pirca, paralelo al muro, que contuviese al material de relleno, pero previo al depósito de éste excavaron unos pozos en el suelo, al pie del muro, donde depositaron ofrendas. En la pared de este recinto, opuesta a los relieves, se encuentra una pequeña plataforma de piedra y barro, a modo de un asiento. Este ambiente tuvo algunas remodelaciones y fue reutilizado durante varias épocas.
Debajo de él subyace enterrada otra estructura arquitectónica de piso blanco y pulido.
A una época posterior pertenecen unos ambientes con armazón de «quincha», a base de algunos palos de huarango equidistantes y carricillos, colocados por pares, tanto en dirección vertical como horizontal, amarrados con junco, los cuales parecen formar un diseño reticulado. Los atravesados en forma horizontal van por detrás.
Además, aplicaron por ambos lados, tanto a las habitaciones de huarango como a las de quincha, que tienen esquinas curvadas, un grueso revoque de arcilla, un enlucido de barro, muy alisado, y pintura amarilla o blanca.
Los pisos fueron igualmente alisados y pintados.

DEPÓSITO ESPECIAL DE OFRENDAS
En uno de los recintos más tardíos del
sector A se construyó un depósito de ofrendas, de 1.30 m. por 60 cm., como parte del enterramiento ritual. Este consistió en una
caja rectangular con paredes de piedra cortada y cantos rodados, enlucidas con barro sólo en la cara interna y pintadas de color blanco. No hubo cara externa, porque era parte del relleno, consistente en piedras angulosas y
cantos rodados de tamaño mediano (Técnica que también hemos encontrado en algunos muros tardíos de los otros complejos excavados).
En esta caja se depositaron capas de ofrendas, siguiendo un ordenamiento ritual estricto. Debajo de una cubierta de carricillos y de una esterilla fina había una especie de «tamal» carbonizado y otros alimentos dentro de valvas de moluscos, cubiertas con haces de hojas, colocadas unas hacia abajo y otras hacia arriba, asociados a una tabletilla de madera alisada,
En las esquinas habían huesos de pescado, conchas, hojas y unos panecillos de barro de forma redondeada.
Las ofrendas más destacadas, dejadas en la parte central, consistían en algunas figuirillas de barro no cocido, dos casi enteras, colocadas boca abajo, otras fragmentadas en pedacitos de cuarzo transparente y una piedra.
En una de las esquinas de la caja había un instrumento musical, una flauta, una cesta y abundantes haces de hojas.
Por todo el espacio se hallaron restos de pescado seco, moluscos, huesos de roedores y fragmentos de coprolitos humanos. Además, el piso es amarillo (por la complejidad de este depósito de ofrendas dejamos su descripción detallada para un artículo específico).

«LETRINA»
Otro de los hallazgos importantes del sector residencial A consiste en un espacio lleno de grandes heces humanas, el que fue cubierto con una capa de ripio fino.
Cuando podamos avanzar con las excavaciones de la «letrina», el material dará importante información sobre la dieta alimenticia, el nivel nutricional y las enfermedades de los ocupantes de esta parte de la ciudad. Se podrá conocer, asimismo, la naturaleza del ambiente
donde se depositaron las heces y verificar, como sugiere el contexto, si se
trata de un recinto especial dentro de¡ ordenamiento habitacional. Servirá también para la reconstrucci0n de la flora existente en esa época, del clima y de las actividades económicas practicadas por los pobladores.
Llama la atención el repetido hallazgo de heces humanas asociadas a las diversas ofrendas. Se podría interpretar que esta clase de muestras estuvo considerada como sagrada.


LA PLATAFORMA ESCALONADA, «USNU»
Esta pequeña unidad arquitectónica escalonada, con frente al noreste, estuvo adosada al muro de lajas perimetral del sector A .
Se encontró semidestruida por las excavaciones extensas que se hicieron en esta ciudad hace unas décadas. Un forado había alcanzado al relleno de «shicra», donde se dejó una bolsa de galletas y un fragmento de periódico. Sólo quedaba un peldaño completo y parte del siguiente, el tercero, estaba destruido.
Mide 1.71 m, x 2,64 m. y habría tenido tres escalones; el paso que se conserva 28 cm x 31 cm de conserva mide 2 altura.
Las paredes son de piedras cortadas v cantos rodados con estuco, enlucido y pintura crema y blanca sólo en la cara interna. Habría tenido tres escalones.
El interior de esta plataforma contenía un relleno de 43 cm., compuesto por cantos rodados pequeños, cascajo, trozos de revoque y tierra, el cual cubría a un conjunto de 7 canastas de shicra, superpuestas entre rellenos de piedra y algunos grandes bloques cortados.
Las shicras son de junco, confeccionadas con fibras dobles torcidas de aproximadamente 1.5 cm de ancho, a modo de una red, con cuadros de 7 por 7 cm., un diámetro de boca de 30 cm. y 18 cm. de altura. El contenido varía unas llevaban piedras de tamaño mediano, otras sólo unas cuantas grandes. Pesaron entre 10 y 15 kilos. Junto con las piedras habían carboncillos. mesodesmas amarillas pequeñas. fragmentos de choros y restos de cangrejos, En un caso la shicra era doble, es decir. una sobrepuesta en otra.
Debajo de las shicras hubo dos capas, divididas en sectores por fibras, de 7 y 5 cm., con ceniza, abundante pescado, cangrejos, vegetales, choros, mesodesmas, heces y «gomas de mascar».
Este contenido orgánico fue depositado sobre el piso, mayormente roto, correspondiente al Muro de piedra al que se adosó esta estructura.

SACRIFICIOS HUMANOS
En el sector residencial cercano a la «Pirámide C», se halló el entierro de un infante menor de un año, depositado como ofrenda antes de la construcción de una pared con grandes bloques líticos.
La pirámide C es una de las más elevadas, de 21.56 m. Al este de ésta, pero en directa asociación, se encuentra el sector residencial, con un cerco el-, e¡ lado norte, compuesto de grandes bloques de piedra cortada.
Excavamos en este sector tres cortes de prueba, uno de los cuales permitió identificar el entierro humano, que a continuación describimos.
El cadáver fue depositado en una fosa excavada en el terreno estéril, Posteriormente sellada por un piso morado. La fosa, deforma ovoide, tiene 68 X 28 cm. en la boca y una profundidad de 1.42 m. El paquete funerario mide en la base 89 X 28 cm, Esta fosa se halla debajo del muro de piedra, lo que hizo muy difícil la excavación.
Sobre e¡ piso morado había un relleno muy similar al material de la capa estéril, el cual servía de base al piso gris, que está asociado al muro de grandes bloques de piedra.
El relleno que cubría al entierro presentaba una secuencia de capas compuesta por carboncillos, de cantos rodados, y arena.
El infante se encontraba en dirección E-W, decúbito dorsal y con la cabeza al este, mirando a la pirámide. Fue envuelto en una estera de fibra de junco y tenía, hacia los pies, una cesta de fibra entrelazada de 10 cm. de diámetro; una redecilla de algodón con similar técnica se hallaba adherida a la cabeza y sobre ella otra cesta similar a la anterior El cuerpo estaba cubierto con un textil de algodón, en el lado norte de la cabeza había una valva de Choromytilus chorus,- otro choro a la altura del hombro derecho. En el lado izquierdo del hombro se recuperó una aguja de hueso y ala altura del estómago un cordel de algodón. En el cernido de los residuos de¡ entierro aparecieron semillas de algodón, un fragmento de cuarzo transparente, una cuenta de hueso y una cuenta de piedra.
En otros sectores de la ciudad se han ubicado algunos entierros humanos, asociados con estructuras arquitectónicas, todavía pendientes de excavación.

EL TEMPLO MAYOR
(PIRÁMIDE E)
Es una de las construcciones piramidales más destacadas de la ciudad; se encuentra hacia el este, al borde de la terraza que linda con el valle, desde donde se la puede apreciar, imponente en toda su magnitud.
La componen una pequeña plaza circular hundida, ubicada en el frontis de la pirámide, de 19.0 m. de diámetro interno y una profundidad de 1.98 m. Esta plaza presenta dos escalinatas, una de ingreso, con 8 pasos, y otra de conexión con la estructura piramidal. En la parte externa se aprecian dos muros circulares a diferente nivel, que a modo de dos anillos o terrazas definen el perímetro circular. Aunque de menor dimensión, esta unidad es parecida al anfiteatro. La construcción es de piedras cortadas, unidas con argamasa de barro, gravilla y cantos rodados.
Se observa el desfase de unos 6 grados en el eje de ubicación, entre el acceso a la plaza y la entrada a la pirámide, que podría indicar una diferencia diacrónica entre fases constructivas, donde la plaza circular fuese integrante de un complejo más antiguo, cubierto por las sucesivas remodelaciones y ampliaciones efectuadas en la pirámide.
La estructura piramidal central tiene dos alas laterales, cada una con tres grandes plataformas. El ascenso de una plataforma a la siguiente se efectúa a través de una imponente escalinata, aún semienterrada. El gran atrio, ubicado en la parte superior, muestra un enorme bloque de piedra, «huanca», caído, en la forma de un lanzón, de 1. 70 m x 45 cm., que recuerda al que se halló en el atrio de¡ Templo del Anfiteatro.
En la segunda plataforma, al oeste, se ubicaron dos grandes bloques de piedras caídas, uno con tres hoyos tallados y el otro totalmente pulido.
Las escalinatas de la parte posterior, que dan al valle, indican 24 niveles de acceso a estructuras todavía no identificadas.
En el contorno de la pirámide se hallan enormes bloques de piedra, que a modo de cerco delimita el espacio correspondiente a la edificación.
Las excavaciones en este monumento han tenido carácter preliminar debido a su gran volumen, que requiere una fuerte inversión de mano de obra. No obstante, hemos podido observar que la técnica constructiva para elevar la pirámide consistió en grandes rellenos con bloques de piedras cortadas, cantos rodados, grumos de arcilla y barro, provenientes de edificios antiguos, depositados juntamente con canastas de fibra, «shicra», llenas de piedras, ramas, hojas y ceniza, en un contexto ritual muy similar al de los otros conjuntos excavados.
Los pisos de los recintos y de la plaza circular hundida estuvieron enlucidos con capas de arcilla, pintadas de blanco y amarillo.

LA ESTRUCTURA AUXILIAR DE LA PIRÁMIDE CUADRANGULAR
La pirámide denominada 1 conforma un espacio aparte, junto con otra, ambas de notoria forma cuadrangular, dispuestas en tomo a un espacio abierto y con un gran bloque, de piedra hincado o «huanca».
En el lado sur de la pirámide 1 se excavó una estructura «auxiliar», compuesta por recintos de piedra y patios delimitados por un muro perimetral. Los ambientes son pequeños y con una serie de fogones centrales y banquetas, que sugieren un conjunto de depósitos, ordenado en torno a espacios de mayores dimensiones. Las paredes están cubiertas de cuidadoso enlucido y de pintura crema, amarilla y roja.
Destaca en este conjunto un espacio abierto, frente a la pirámide I, que tiene adosado en la esquina sureste una plataforma escalonada, a modo de un altar o lugar prominente. Este ambiente y otros de la estructura contienen sobre el piso una capa de materiales carbonizados.
Al igual que las otras construcciones de la ciudad, ésta muestra sucesivas remodelaciones y recintos en varios niveles estratigráficos. Al parecer, la función de esta estructura habría cambiado con el tiempo. Hemos observado, por lo menos, cuatro edificaciones superpuestas. Los ambientes que subyacen a los pequeños recintos son de mayores dimensiones. Una de las habitaciones, con un pequeño altar, fue cubierta totalmente con numerosas bolsas de shicra, relleno inusual que podría indicar su carácter sagrado; en la mayoría de casos, la shicra está aislada como una ofrenda y colocada en medio del relleno.
Algunos entierros intrusivos, del período de Los Desarrollos Regionales (200 a. C- 100 d. C.) han alterado la composición de los recintos que linda con la pirámide I.
En este conjunto, más que en otros de la ciudad, nos llamó la atención el tamaño reducido de los recintos de la última fase constructiva. Pero, al igual que en todos, es notable su carácter ritual.